martes, 29 de septiembre de 2015

Crónica IX Maratón Zaragoza 2015

¿se puede correr una maratón con apenas dos semanas (7 salidas), ninguna de más de 20 kms, de entrenamiento?
El fondo ya lo tengo de muchos años corriendo, así que se trataba de ponerme  un poco en marcha, ya que no buscaba ninguna marca. Este verano ha sido muy torrido y apenas he corrido nada, además como tengo bici nueva, he salido mucho con ella. Casi me he olvidado de correr, hasta que ví que la fecha de la maratón se echaba encima.
El día ha salido muy bueno, nublado, sin cierzo y fresquillo, aunque al final ya empezaba a hacer mucho calor.
Nervios previos. El objetivo es salir al ritmo habitual de 5:00 el km y ya decidirá la carrera.
Hasta que entro en calor siempre lo paso mal en los primeros kilómetros. No es ninguna tontería decir que los más duros son los kilómetros finales claro está, pero los iniciales no se van muy lejos.
De todos modos los tiempos son buenos, siempre por debajo los 5:00 min/km.
Al pasar el puente de Piedra, pequeño acelerón y oigo ya detrás al megáfono de Jesús Arroyo y el grupo de 3h:30.
Procuro acelerar un poco para alejarme, pero en esta parte ya empieza el tramo en ligera subida hacia el parque.
En el kilómetro 10 me adelantan y procuro descolgarme un poco para no ir en el pelotón (no me gusta correr en grandes grupos) y tener siempre a vista el globo.
En el descenso de lo pinares, como todos los años me lanzo para recuperar unos segundos, pero en las curvas del parque ya pierdo de vista el globo.
Aún queda mucha carrera y aquí ya tomo la decisión de cambiar de chip y olvidarme de tiempos. Cambio la pantalla del garmin, para ver solo la hora y ahora el objetivo será acabarla lo mejor posible.
Y menuda diferencia. Ya no tengo la presión ni el estres de cada kilómetro ver los segundos que pierdo o gano.
Busco un ritmo cómodo y a seguir.

Se nota que año a año cada vez hay más animación y ambiente por las calles. Eso siempre ayuda mucho.
En el km 29 hago la única parada del día, a hacer un pisillo en el descampado y unos estiramientos. Apenas pierdo un minuto pero me viene muy bien para las piernas.
Tras pasar el Ebro ya viene la verdadera Maratón.



 La ida y vuelta del barrio de Jesús no me gusta nada, me parece la parte más dura de la maratón, así que controlar el ritmo y que pase pronto.
Empiezan los dolores y ahora a repetir el mantra: correr, no tengo que parar, correr, no tengo que parar.


Esa es la misión, correr y no andar ni un metro.
La ida y vuelta de Echegaray este año no se me ha hecho tan larga, hay mucha animación y la meta ya está cerca.


Pese a ya estar agotado y no poder dar ni un paso, al llegar a la Calle Alfonso y ver tanta gente, me da un subidón enorme, veo que estoy a un minuto de las 3:40 y pego un gran acelerón. Lo que hace la cabeza... Largo esprint y acabo con un tiempo de 3:39:54
Creo que ya he encontrado la fórmula para próximas ediciones. Olvidarme de una vez del crono y a ritmo cómodo. Desde luego para la cabeza ha sido muchísimo menos estresante que otros años y he acabado no tan agotado ni dolorido.
Y sigo la racha, 9 de 9. Mientras el cuerpo aguante y las lesiones me respeten seguiré con la colección.