Los pronósticos cada día dan un poco más de calor y alguno anuncia máxima de 37º a la sombra en las horas de la carrera.
Lo que está claro es que vamos a pasar mucho, mucho calor.
El miércoles hice una última tirada (ya sin molestias) por los montes de Juslibol, con 33º y en cada pequeña cuesta me tenía que parar a respirar. Es agobiante, se disparan las pulsaciones y no se puede correr nada.
Voy a llevar todo lo posible para mitigar estas sensaciones. De momento la camel con 1 litro de isotónica congelada (a los pocos minutos ya será caldo), en la mano un botellín con agua, para refrescarme la cabeza cada poco tiempo, y rellenarla en los avituallamientos. A la comida le doy menos importancia, pero para cumplir las normas de la carrera con 2 geles y 3 barritas sobrará.
Mucha crema solar, vaselina, supongo que el buff debajo de la gorra, zapatillas cómodas...
No llevaré impermeable, hay riesgo de lluvia, pero si cae tormenta será muy agradable para correr. En la primera edición de la media maratón de Cariñena se desató una tormenta fuerte y fue muy divertido.
De momento me alegro de haber cambiado a la 23 k je je. Nos vemos en el infierno!!
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