lunes, 9 de julio de 2012

Crónica VI carrera boca del infierno

 Este año salgo desde Zaragoza, así que a madrugar y a conducir. Voy con Rafa que hace el debut en esta prueba. 
Al acercarnos al valle de Echo empieza a cubrirse. Hay mucha niebla. Ha llovido mucho el día anterior y hay mucha humedad. 
Dejamos el coche en el parquing y a por los dorsales. Hace bastantes fresco (claro que venimos del horno de Zaragoza). Corremos un poco para entrar en calor. Saludo a Javier. y a la línea de salida

Fotos de CDE Asamun

Me tomo la salida con calma, prefiero esperar a que se estire el pelotón para que por las zonas técnicas ir un poco más tranquilo. No hace falta porque se estira muy pronto. Algunos tiran ya muy fuerte. El primer kilómetro es en ligera subida para ir calentando.
Pronto ya nos internamos en una estrecha senda. Estos kilómetros son los más complicados. Continuas subidas y bajadas. Además esta zonas es muy sombría, muy muy oscura y sobre todo muy húmeda. Las rocas resbalan un montón, o si no, hay barro u hojas sueltas que aún lo complican más.
Veo varias caídas delante de mí, hay que ir con mucho cuidado. Yo también tengo varios resbalones, pero hoy es mi día de suerte, no llego a caerme. De todos modos, los descensos los hago muy despacio, incluso andando en algunos tramos. No quiero arriesgar nada.
Como el año pasado, por aquí se me empañan las gafas por la humedad y no veo nada, así que las tengo que llevar en la mano. En una mano las gafas y en la otra el botellín. Mal asunto para agarrarme si tropiezo o resbalo.
Cruzamos un par de riachuelos pero sin problemas. No van muy crecidos.
Toda esta zona la hago con Rafa, procuro siempre tener a alguien a varios metros por delante para que me marque el camino, cosa no siempre posible. No paro en los dos primeros avituallamientos, gracias al botellín. De todos modos pese al frescor de esta zona, la sudada por la humedad es impresionante. Me cae todo el rato un chorrillo de agua de la gorra. Tomo muchas precauciones en los descensos. Me adelantan algunos a una velocidad increíble, menuda envidia, ya me gustaría descender así,
Empezamos la subida a Gabardito. Todo el rato andando, en cuando se suaviza un poco a correr, pero se avanza poco.
Paro en el avituallamiento, relleno el botellín, y procuro salir detrás de un grupo, porque el tramo hasta el siguiente avituallamiento, el año pasado me perdí un poco.
Y eso mismo les pasa a un grupillo que iban delante.  Me los cruzo que empiezan a subir, me lío un poco, pienso que son corredores que aún están subido hacia Gabardito y que me he colado y he cogido otra vez el camino de subida.
Menos mal que me aclara un corredor que no, que son ellos los que se han colado y ahora vamos bien.
Parada en el avituallamiento de la pradera y a preparar el descenso. Veo que sale un corredor, espero un poco y salgo tras él.
Este descenso es menos técnico pero muy largo. Por medio del bosque todo el rato.
Sigo bajando con cuidado y me adelantan varios.
Cruzamos varias veces la carretera. Abajo hay una chica tirada en el suelo atendida por los servicios médicos y una ambulancia. Mal asunto, espero que no sea nada al final.
Se cruza la carretera y ahora hacia la calzada romana.
El cambio es radical, ahora hace sol, ni una nube y mucho calor. En esta zona se puede ganar o perder una buena minutada, así que procuro pasarla a buen ritmo.
Nuevo descenso, no muy técnico pero los reflejos y las fuerzas ya no son las mismas, así que una vez más con cuidado. Volvemos ahora a hacer los primeros kilómetros. 
Parece que ya estamos llegando, pero no, esta zona es muy durilla. 
A la ida no me ha parecido especialmente complicada pero ahora me parece muy estrecha y peligrosa. Hago incluso algunos tramos de  descenso andando, no quiero caerme ya tan cerca de la meta.

Tras pasar el río viene otro descenso. Este ya sin complicaciones y muy bueno para disfrutarlo. Ya tenía ganas de correr en un tramo favorable.
Al final llego a meta con un tiempo de 3:23:44 (¡el mismo tiempo que el año pasado!!) el 106 de 188 llegados.






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